martes, 9 de diciembre de 2014

La salud es un derecho de todos y no un privilegio de pocos




Bocas abiertas bien grandes. Pupilas dilatadas. El estetoscopio que pide a los pulmones respirar y exhalar. Entre miércoles y jueves acompañé otro exitoso operativo sanitario llevado adelante por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Apostados en la plaza de la estación de Garín, dos trailers y un equipo interdisciplinario de médicos clínicos, odontólogos y oftalmólogos atendieron las consultas de más de 300 vecinos de Escobar.
Esta acción coyuntural se articula con los puestos sanitarios del Ministerio de Desarrollo Social que trabajan de manera cotidiana en las distintas localidades de nuestro municipio para resolver las carencias de salud que afrontan muchos niños, niñas, adolescentes, hombres, mujeres y ancianos. Recorrer las salas médicas de Escobar es sufrir la ausencia de especialistas, de insumos, palpar la carencia de una política municipal de prevención. Es sentir con profundo dolor que en nuestro distrito el acceso a la salud es un privilegio más que un derecho.
No podemos hacernos los distraídos ante las injusticias y las desigualdades. Tenemos grabada a fuego la frase de Evita –“Donde hay una necesidad existe un derecho”- y las palabras de ese sabio sanitarista que fue el doctor Ramón Carrillo: “No hay políticas sanitarias sin políticas sociales”. Entonces, ante la inacción de la gestión municipal que gobierna para las minorías, es tarea de la Nación y la Provincia atender las demandas de las mayorías. En especial, de las localidades más postergadas, a las que desde HACE recorremos a diario para llevar hasta allí las políticas y programas que con tanto éxito desplegó el Gobierno Nacional en nuestra patria durante esta década ganada.
Solidarios y comprometidos con el prójimo, como nos remarca siempre la presidenta Cristina Kirchner, seguimos trabajando para que todos los vecinos tengan acceso a este tipo de iniciativas que garantizan una atención médica de calidad sin tener que recorrer grandes distancias desde sus barrios.  No será la última vez que los escobarenses se sorprendan ante este tipo de acciones de un Estado presente que intenta paliar la inacción de una gestión comunal que no escucha, no observa y menos palpa las necesidades de su pueblo.
Tenemos las fuerzas de continuar este camino de inclusión e igualdad de oportunidades que empezamos a desandar años atrás. No nos detendrán la vieja política que ahora se disfraza de renovadora ni los que cambian de color partidario como de par de medias. No pueden frenarnos porque nos moviliza el amor por el otro y la esperanza en el cambio de que, con las herramientas que disponemos, ya logramos mejorar la calidad de vida de muchos vecinos. Si con tan poco y tantos palos en la rueda hicimos tanto, imaginemos todo lo que podemos hacer juntos cuando en 2015 se concrete el cambio que necesita Escobar.

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