Pero bueno, quiero comenzar leyendo una frase publicada en un matutino prestigioso, como es Página 12. Y dice: “Esta fue una década en que le ganamos al atraso, al hambre y a la miseria. Podríamos decir, una década ganada”. Y esto no se leyó la semana pasada. Se leyó en diciembre de 1999, y la dijo Carlos Saúl Menem. Hasta en eso se parecen, señora presidente. Hasta en eso se parecen.
Pero por supuesto que estamos en las "décadas ganadas", la que pasó y esta. Si hemos hecho honor a la "escala social ascendente"… imagínese si un jardinero maneja fortunas, y un empleado bancario tiene más campos que Cresud y que Soros. Resulta que hoy Benetton comparado con Báez es un minifundista.
Entonces, realmente nos preguntamos: ¿dónde están las medidas populares?, ¿dónde están las medidas para la gente?, ¿dónde están las medidas para el arraigo o para los pueblos del interior?
Mientras estamos blanqueando, abriéndole la puerta a la mafia internacional del lavado de dinero, tenemos a nuestros pueblos, a nuestros clubes a la miseria. Tenemos a nuestras bibliotecas populares cerradas.
Por eso, es demasiado sospechoso, señora presidente, que este gobierno (el más sospechado por hechos de corrupción de la democracia y de la historia de la República Argentina) cuando recibe denuncias escandalosas sobre corrupción, en lugar de ir a desmentir a la Justicia, termina domesticando la Justicia. Y como si eso fuera poco, a los pocos días terminan blanqueando los capitales para que de esa manera la plata quede incorporada en el circuito formal, blanca y transparente.
Por eso, en esta “década ganada”, hemos logrado menor producción, menor actividad económica, mucho más concentración de la riqueza, y (por supuesto) mucho más blanqueo por el que se le abre la puerta al narcotráfico, a la plata de la trata y de la coima y a todas las mafias internacionales, habidas y por haber.
Y no me vengan con el discurso de que ponen “trabitas”. Desde que el mundo es mundo existen los testaferros y las trampas, señora presidente. ¿O nos olvidamos que a un cartonero de Mar del Plata lo convirtieron en rico estanciero cobrando subsidios millonarios de la Oncca?
No puede ser que este gobierno haya avanzado en una forma tan prepotente en castigar a los que pagan. Se ha hablado muchísimo de los jubilados, asalariados y clases medias que pagan impuesto a las ganancias sobre sus salarios, y que también los que menos ganan cada vez que pasan por el supermercado dejan el 21% de IVA. Se habla de modelo virtuoso y resulta que a los que cobran la asignación universal por hijo también les quitan el 21% del iva. Mientras tanto, a los blanqueadores, narcotraficantes y lavadores les premian y les regalan la plata, al poder blanquear sin haber pagado impuestos y sin pagar nada. ¿Dónde está la justicia social?, ¿dónde está la escala social ascendente? La verdad es que es imposible encontrarla.
Mire sra. Presidente. Cuando discutimos aca la ley para frenar la extranjerización de tierras, dijimos que si no se avanzaba más, en una política sobre uso y tenencia de la tierra, íbamos a terminar argentinizando el latifundio. Y la verdad es que desgraciadamente, pasó el tiempo y nos equivocamos demasiado poco. Hoy, la tierra está mucho más concentrada. Mientras desaparecieron con este modelo 60 mil pequeños y medianos productores en los últimos diez años, están sacando chacareros para que lleguen narco productores agropecuarios, porque con esa plata que va a llegar por el blanqueo, vienen por la tierra en la Argentina.
Mucho más grave, estatizamos YPF. Por supuesto, acompañamos, porque cómo no íbamos a hacerlo si era algo realmente loable y necesario; aunque dijimos también que primero lo habían privatizado y lo estaban estatizando, pero bueno, dijimos “bienvenido sea”. Resulta que ahora, cuando el petróleo vuelve a ser de la Argentina, le estamos vendiendo los bonos a la plata malhabida. Esto es altamente sospechoso, señora Presidente.
Esta ley ha logrado lo que no logró el Servicio Penitenciario argentino, que es la reinserción social de los delincuentes y de los mafiosos. Resulta que ahora, a los que traigan la plata de la trata de blancas, del narcotráfico, la coima y la corrupción los vamos a convertir en grandes terratenientes, petroleros, dueños de empresas… es admirable.
Por eso, los que venimos de la generación del ’80, que peleamos por la democracia y nos emocionábamos muchísimo cuando escuchábamos esa canción que decía “che pibe, vení y votá”; ahora tenemos que llorar al escuchar que dicen “che, viejo, vení y blanqueá”.
Encima de todo esto, están haciendo una nueva Gestapo, versión criolla, al convertir a los jóvenes en un grupo parapolicial al mandarlos a controlar los precios y a perseguir a los pequeños y medianos comerciantes no adictos al gobierno, mientras permiten que los socios del gobierno que se robaron una fortuna puedan blanquearla todos los días.
Pensar que en este Recinto quienes aplaudieron, ovacionaron y disfrutaron la infame y mentirosa frase de “narcosocialismo” hoy vienen y están votando para socializar el narcotráfico.
